Los doce meses que transcurrieron entre septiembre de 2017 y 2018 han sido literal y metafóricamente movidos. Desde el déjà vu que alteró los ritmos, la fisonomía y la vida de los habitantes de nuestra ciudad el 19 de septiembre hasta la euforia democrática de julio, nuestro país se ha cimbrado, no sólo por lo que sucede dentro de sus fronteras, sino por lo que ha ocurrido más allá de ellas y también, hace unos días, dentro de nuestra casa, la UNAM.
En su última obra, a manera de nostálgico testamento, Leonard Cohen apelaba al tú que lo escuchaba: “You want it darker?, let’s kill the flame”. Durante un año y medio, Donald Trump, desde la presidencia de Estados Unidos, se ha esmerado en soplarle a la llama que, si no muere, es debido a la respuesta ciudadana y política que se le ha opuesto. Amenazas, misoginia, racismo, censura, atrocidades como las jaulas, la amenaza y los prototipos del muro y, como colofón, la renegociación del TLCAN que casi parece un folletín decimonónico.
Dados los acontecimientos, el papel de la investigación que se desarrolla en el CISAN es indispensable, puesto que el conocimiento que producimos y que tiene como marco la región en su conjunto, así como sus relaciones con México y con el resto del mundo, nos colocan en una situación estratégica en el contexto actual.
Además, el hecho de que esta perspectiva se haya desarrollado, desde la multi e interdisciplina por más de un cuarto de siglo, nos permite examinar la coyuntura desde un entendimiento profundo.
Es a través del conjunto de actividades descritas en este informe que el CISAN se presenta como referente de los estudios norteamericanos para dar respuesta a las preocupaciones de nuestra sociedad.
Agradezco a todos los equipos que trabajan con compromiso en nuestro Centro para que podamos llevar a cabo nuestra misión.
Habitamos un espacio que, como lo presenciamos el día 5, espera y actúa para que la llama siga encendida. La conjunción de nuestras individualidades, en el impulso de la comunidad de trabajo y pensamiento busca, precisamente, responder al requerimiento de que, en el ámbito que nos corresponde, ayudemos a que esa flama no se apague y de que, por nuestra raza de humanos universitarios, hable el espíritu."
Dra. Graciela Martínez Zalce